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¿Cansada del aspecto de tu casa, siempre igual? Pues ese hastío puede evaporarse como por arte de magia con un simple cambio de disposición de tus muebles.

Puerta nueva, casa nueva

En los países anglosajones juegan mucho con los lavados de cara aplicados a las casas. Es habitual que cambien la pintura de la puerta de acceso a la casa, coloquen algún adorno nuevo, modifiquen el color de las flores del macetero de la entrada, o hagan cualquier otro pequeño y barato detalle de forma que de sensación de novedad. Y lo cierto es que lo consiguen.

Una idea bastante novedosa y bonita consiste, como se muestra en la imagen, en tomar un paraguas de diseño formal, añadirle flores de tela del color que nos guste (preferiblemente en tonos pastel) y ponerlas asomando por entre el paraguas. Se añade una cinta a juego con las flores, para amarrarlas de manera que el viento no pueda llevárselas y ya estará listo un vistoso detalle de recibida en nuestra puerta.

Tu habitación zen o de descanso

Otra opción importada, esta vez de Asia, es elegir esa habitación pequeñita y que nunca se sabe bien cómo decorar, para hacer de ella nuestro lugar de descanso. Una fotografía tuya tomada de aquel lugar en el que tan bien te sentiste puede ser tu gran aliado ya que por pocos euros, en tu tienda de fotos más cercana te la transformarán en un gran cuadro. O elige la imagen que más te relaje de internet y conviértela en el tema central de tu habitación. Luego añade una cálida alfombra, muebles de color suave y alguna rama o fragmento de madera con una forma caprichosa, que encuentres, en un jarrón con trozos de conchas de la playa o del campo y ya tendrás un buen lugar donde desconectar de todos tus agobios. Además esa imagen y ese ambiente dará profundidad a la habitación. Verás como aparenta ser más grande.

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La naturaleza en tu casa

Nuevamente recurrimos a los británicos ya que tienen una curiosa tendencia a llevar la naturaleza a sus hogares, cambiando con las estaciones. De esta manera el salón o “living room”, la sala de convivencia donde se suele pasar más tiempo, cambia de aspecto en cada estación (cada tres meses aproximadamente). Por ejemplo, en primavera suelen disponer de esas porcelanas y juegos de té barrocamente decorados con florecitas o bien de amplios jarrones con todo tipo de flores. En verano se opta por un decorado con ramas a medio florecer, con frutas de temporada en fruteros o bien con caracolas, cristales de colores, estrellas de mar y otros elementos recogidos en las playas. En otoño suelen llevar flores secas, hojas de distintas tonalidades y plumas a sus casas para decorar chimeneas, esquinas de los marcos de las fotos y cuadros,..y en invierno, la decoración navideña inunda el hogar, añadiendo piñas secas, hojas de muérdago, decoración con musgo, ramas secas de formas rocambolescas y otros elementos vegetales propios de estas fechas.